Marruecos y Bahréin participan en el certamen de Miss Universo que se celebra en Israel

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Las participantes del certamen pasaron las jornadas previas a la gala disfrutando de lujosos hoteles y clubes a orillas del Mar Rojo

OFER LASZEWICKI

CREADA.
Las participantes del certamen “Miss Universo” celebrado en la madrugada del lunes en Eilat –al sur de Israel-, pasaron las jornadas previas a la gala disfrutando de lujosos hoteles y clubes a orillas del Mar Rojo, o dando paseos en jeep entre los valles y colinas del desierto del Negev.

Entre las casi 80 mujeres aspirantes al galardón, había representantes de países que históricamente no hubieran participado en competiciones organizadas en el estado judío. Pero el nuevo Oriente Medio surgido tras los “Acuerdos de Abraham” –normalización de relaciones entre Israel y estados árabes- también ha dejado huella en el mundo de la belleza.

Por primera vez en la historia, Bahréin envió a una representante a la competición internacional, que celebró su edición número 70. Marruecos, que este fin de semana conmemoró el primer aniversario del restablecimiento de relaciones con Israel, regresó a la competición tras su última participación en 1978.

Desde un primer momento, la joven marroquí Kawtar Benhalima (22) se mostró tremendamente sorprendida por la cantidad de israelíes que le contaron que sus padres o abuelos inmigraron desde el país norafricano. Se estima que en Israel hay cerca de medio millón de judíos con raíces marroquíes, la mayor comunidad de expatriados en el mundo. “Es precioso, realmente se siente esa conexión”, explicó al Times of Israel.

Benhalima, de pelo corto y mirada intensa, reconoció que su estadía fue “una experiencia increíble. Por el lado histórico, por vivir Miss Universo, y porque estoy aprendiendo a diario”.

Manar Nadeem Deyani (25) estaba tan nerviosa por su viaje que apenas durmió la noche anterior. Para la Miss Bahréin, que estudia moda en Dubai, su aterrizaje en Israel supuso “una experiencia única en la vida”. Con un look atrevido, la joven reconoció que “soy muy particular en cómo me presento a mí misma. Planeamos mi día a día, desde el aterrizaje en Israel hasta mi salida, que ojalá sea con una corona sobre mi preciosa cabellera”.

Durante las 72 horas de cuarentena obligatoria al aterrizar en Tel Aviv, Deyani aprovechó para ejercitarse en la habitación y prepararse mentalmente para la gala. “Soy la primera miss que representa a mi país o a un estado del golfo pérsico, así que la responsabilidad es enorme”, reconoció.

Turquía, cuyas relaciones con Israel son un constante altibajo, también tuvo representación en Eilat. La risueña estudiante Cemrenaz Turhan (22) afirmó desde su hotel que “realmente amo este lugar, lo siento como casa. Nuestras culturas tienen mucho en común”.

Otros países, como Malasia o Indonesia, rehusaron participar en el certamen porque no reconocen al estado anfitrión. La participante surafricana, Lalela Mswane, rechazó las presiones para retirar su candidatura impulsadas por el movimiento propalestino BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones), y colmó sus perfiles en redes con imágenes de su estadía en Israel.

Ante los llamados a no participar por parte de algunos conciudadanos, la turca Turhan alegó que “no soy una política, y vine aquí para competir. Amo a todos los países, y no pensé ni un segundo en boicotear a Israel”. Y culminó: “los israelíes son amables e increíbles. Miss Universo es el lugar idóneo para mostrar al mundo que somos todos hermanas y hermanos”.

Sobre la controversia, la marroquí Benhalima culminó: “nada es blanco o negro, ni es tan simple como parece. Hay que separar a la política de la gente”. Los Emiratos Árabes Unidos (EAU), que también tenían previsto su debut en el concurso, finalmente no enviaron a su Miss por las restricciones impuestas por la nueva variante del coronavirus.

Crónica publicada en «La Razón»:
https://www.larazon.es/internacional/20211212/sg7gtwgbrneehoooer473gjewa.html


La campaña para que Justin Bieber no cante en Arabia Saudí

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La viuda de Khashoggi implora al cantante que no acuda al cierre de la Fórmula Uno organizado por el polémico príncipe saudí

OFER LASZEWICKI
CREADA./

Ante la inminente actuación de Justin Bieber en Arabia Saudí (5 de diciembre), Hatice Cenigz, viuda del asesinado periodista Jamal Khashoggi, ha implorado a la estrella del pop canadiense que cancele su concierto en Jeddah. En una emotiva carta publicada por el Washington Post, empezó recordando que su ex marido entró al consulado de su país en Estambul (Turquía) para realizar una mera gestión burocrática, pero acabó siendo asesinado y descuartizado por “operativos que actuaron bajo órdenes del príncipe Mohammed Bin Salman (MBS)”.Era el día antes de su boda, y estaban valorando la compra de muebles para su nuevo hogar. Antes de entrar el consulado, Khashoggi entregó el teléfono a su mujer. Ese fue su último contacto. “Tal vez escuchaste acerca del caso. Su brutal asesinato copó titulares en todo el mundo. Desde entonces, grupos de derechos humanos e individuales hemos exigido justicia”. Por ello, mandó una clara petición al artista: “cancela tu concierto en Arabia Saudí. Es una oportunidad única para mandar un mensaje potente al mundo, de que tu nombre y talento no serán usados para maquillar la reputación de un régimen que mata a sus críticos”.

Cenigz remarcó además que su actuación fue programada por invitación directa de MBS. Recientemente, una investigación de la inteligencia estadounidense concluyó que el poderoso príncipe fue quien dio la orden de matar al “incómodo” periodista. Como era de esperar, MBS desmintió dicha acusación. La actuación de Bieber, que junto a otros artistas de renombre internacional supondrá el colofón al Grand Prix de Fórmula 1 en Jeddah, está anunciada en una web promocional especial. En su cabecera, MBS considera que “el futuro del reino es prometedor, y nuestra nación merece más de lo que ya ha logrado”.

La viuda de Khashoggi recordó al cantante que el año pasado usó sus redes sociales para recordar que “el racismo es el diablo”. Por ello, exigió que dado el “honorable compromiso” que hizo entonces contra la injusticia, use de nuevo su repercusión para apoyar los derechos humanos en su país. Le mencionó que el año pasado publicó un álbum titulado “Justicia”, y que en el pasado publicó otro llamado “Libertad”. “Arabia Saudí está necesitada de ambos”, clamó. Y zanjó: “no cantes para los asesinos de mi querido Jamal. Condena a su asesino, Mohammed Bin Salman. Tu voz será escuchada por millones”.

A la campaña impulsada por la viuda de Khashoggi se sumó también Humans Rights Watch (HRW). En un comunicado emitido el miércoles, la oenegé enfatizó que “Arabia Saudí tiene un historial de usar celebridades y grandes eventos internacionales para evitar ser juzgado por sus abusos”. Por ello, hizo un llamamiento para que el resto de artistas programados –el rapero Asap Rocky, los dj’s David Guetta y Tiesto y el cantante Jason Derulo- “no participen cuando el lavado de reputación es el principal objetivo”.

Según una investigación encabezada por Agnès Callamard, delegada especial de la ONU para asesinatos extrajudiciales, Khashoggi fue asesinado por una banda de saudíes en lo que describió como una “muerte premeditada y promovida por el estado”. Según una investigación del New York Times, fueron 15 agentes enviados expresamente a Turquía para liquidarlo.

El periodista, nacido en Arabia Saudí y con residencia en EE.UU., escribía artículos de opinión para el Washington Post, donde criticaba abiertamente al príncipe heredero de la Casa de Saúd.

Crónica publicada en «La Razón»:
https://www.larazon.es/internacional/20211124/3f2wjun53bcrvbt4op44vf5yba.html


Liberada la pareja de israelíes que fue arrestada por hacerle una foto a la casa de Erdogan

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El gran temor era que el caso pudiera postergarse años, y abrir una indeseada crisis diplomática entre dos países con constantes altibajos en su relación

OFER LASZEWICKI



Para la pareja israelí Natali y Mordy Oknin, encarcelados en Turquía durante ocho días por ser “sospechosos de espionaje” –tras hacerse un retrato ante el palacio presidencial de Recep Tayyip Erdogan-, su liberación y posterior retorno a Israel fue concebido como un “milagro de Janucá”.

La tradición judía rememora que en Janucá (Fiesta de las luces), se pudo encender el candelabro del templo durante ocho días seguidos, con un aceite que apenas alcanzaba para una jornada. “Estuvimos encerrados ocho días y ocho noches, y nuestro propio milagro privado ocurrió”, celebró Natali, tras aclarar a la prensa local que estaban preparados para pasar largo tiempo entre rejas.

Además de celebrar el retorno a casa y el ansiado reencuentro con sus hijos, la pareja bendijo los intensos esfuerzos diplomáticos puestos en marcha por el estado judío. “Queremos agradecer a toda la gente que apoyó a nuestro país y a nuestra familia. Al primer ministro Naftali Bennett, al ministro de exteriores Yair Lapid, y al presidente Isaac Herzog”, declaró la mujer.

La pareja Oknin, oriundos de la ciudad de Modi’in, fue puesta en libertad de la cárcel turca unas horas antes de su llegada a Israel el jueves por la mañana. Volaron en un jet privado enviado por el gobierno para devolverlos a su país.

Ambos son conductores de autobús, e incluso participaron en campañas públicas de publicidad de la empresa. Por ello, sus compañeros tildaron de ridícula la acusación de las autoridades turcas. Israel negó tajantemente que fueran espías al servicio del estado. “Los dos trabajamos en la compañía Egged, y estamos orgullosos de nuestra profesión. Quiero volver a conducir mi bus de la línea 83, y servir a los pasajeros que me conocen y apoyan”, señaló Natali.

Durante su estancia en prisión, los Oknin podían escuchar el llamado al rezo del muecín de una mezquita cercana. “Cerraba los ojos y gritaba: Dios, sálvame, por favor”, contó Mordy.

El gran temor era que el caso pudiera postergarse años, y abrir una indeseada crisis diplomática entre dos países con constantes altibajos en su relación. A pesar de ello, Turquía se ha mantenido como un destino preferencial para los turistas israelíes.

Desde Israel, la gran pregunta era si la liberación de los Oknin se hizo a cambio de alguna contrapartida a Ankara. Oficiales bajo anonimato explicaron al canal público Kan11 que no se hizo ninguna concesión para lograr la liberación de los dos israelíes. Además, se liberó a un ciudadano turco que fue arrestado junto a la pareja, que al parecer les acompañaba como guía turístico.

Antes de su regreso, Bennett y Lapid emitieron un comunicado conjunto de agradecimiento a Erdogan: “agradecemos al presidente de Turquía y su gobierno por la cooperación”. Tras el aterrizaje, el premier israelí llamó personalmente al líder turco, en la que fue la primera conversación entre ambos desde que Bennett asumió el poder.

Shiraz, una de las hijas de la pareja que fue activa en la campaña para su liberación, agradeció efusivamente los esfuerzos del primer ministro y del ministro de exteriores. “Me hicisteis una promesa y la cumplisteis, por lo que os estaré eternamente agradecida. Me devolvisteis a mis padres, la cosa más importante para mí en este mundo”, exclamó.

Las maniobras diplomáticas fueron extremadamente sensibles, ya que Israel y Turquía no tienen embajadores en el otro país a causa de las tensiones del pasado. La pesadilla terminó con final feliz para los Oknin, que próximamente festejarán el Janucá en su patria y en libertad.


Crónica publicada en «La Razón»
https://www.larazon.es/internacional/20211118/duxevjaeqjdl3kwkikzurcpnce.html

Erdogan convierte a Turquía en el enfermo de Europa

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El presidente turco se abona a la teoría de la conspiración y se presenta como ganador en la crisis de los embajadores, mientras esconde que su injerencia para paliar la inflación ha destrozado la lira.

OFER LASZEWICKITEL AVIV.

En un movimiento concebido por analistas y opositores como una cortina de humo para tapar la rampante inestabilidad económica en Turquía, el presidente Recep Tayyip Erdogan declaró como “persona non grata” a diez embajadores occidentales en Ankara como los de EE UU, Alemania o Francia. Dicha catalogación supone el paso previo a la retirada de los diplomáticos, cuyo cese debería ser comunicado formalmente.

La tormenta se desató tras el envío de una carta por parte de los diez embajadores exigiendo la liberación del filántropo Osman Kavala. Fue encarcelado sin presentarse cargos por su presunto involucramiento en el golpe de Estado fallido de 2016, en que una facción de las fuerzas armadas trató de arrebatar el poder a Erdogan. Entonces, 300 personas murieron, más de 2.000 resultaron heridas y decenas de miles de soldados, jueces o profesores fueron arrestados e inhabilitados por su supuesta lealtad al empresario expatriado Fethullah Gülen, a quién se culpó de planear el levantamiento.

Los embajadores enviaron la carta el pasado martes, en el cuarto aniversario del arresto de Kavala, a quien en 2013 ya se inculpó por financiar y organizar las protestas antigubernamentales en la plaza Taksim. En la misiva, destacaban que las irregularidades del caso “esparcen una sombra sobre el respeto a la democracia, el imperio de la ley y la transparencia del sistema judicial turco”.

Durante décadas, Kavala utilizó su fortuna para impulsar el desarrollo de la sociedad civil turca, y es considerado una figura clave en la democratización del país tras el golpe de Estado de 1980. Grupos de derechos humanos condenan su encarcelamiento, y alentaron al Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) a iniciar un procedimiento contra Turquía, lo que podría conllevar su expulsión del organismo.

Erdogan concibe el envío de la carta como un ataque a la independencia de su país, y ha abierto una crisis diplomática sin precedentes con aliados históricos en Occidente. En un mitin con miles de simpatizantes en Eskisehir, declaró que “di la instrucción inmediata de declarar persona non grata a estos diez embajadores”. Por ahora, los países occidentales involucrados no han entrado al barro, en lo que consideran un intento del líder turco de involucrarles en sus líos internos.

Según el “New York Times”, la Administración Biden fue quien lideró la iniciativa, acorde a la extendida política de la Casa Blanca de denunciar públicamente a Estados que cometen violaciones de los derechos humanos. En los últimos años, Erdogan mantuvo férreas disputas con Washington, principalmente por su apoyo a una facción kurda al norte de Siria catalogada como grupo terrorista por Turquía.

Devaluación de la lira turca

La agresiva respuesta a la carta de los diplomáticos turcos se percibe como un intento de reforzar la cuestionada figura de Erdogan –cuya popularidad está bajo mínimos históricos-, y de desviar la atención acerca de la caída de la lira turca, que se ha disparado hasta un 20%. Como remedio, el presidente turco ordenó al Banco Central del país rebajar el tipo de interés dos puntos, con una bajada total que alcanza ya el 16%. “Pretende así abaratar los créditos y reforzar la economía interna, pero es una simplificación del gran problema que supone la inflación. Con las medidas adoptadas, la lira se seguirá inflando, la población cambiará sus ahorros a dólares, y los inversores extranjeros abandonarán el país”, vaticinó Erdal Yalcin, profesor en la Universidad de Ciencias Aplicadas de Constanza (Alemania), en declaraciones a la cadena Deutsche Welle.

Yalcin considera que el Gobierno está aislado políticamente, distanciado de la sociedad y sin planes para lidiar con el descrédito popular. “Pretende impulsar la narrativa de que fuerzas extranjeras están tratando de dañar la economía, mientras se crea un círculo vicioso. Exportar productos será más barato, pero Turquía importa muchísimo en energía o el sector agroalimentario”.

Esta semana la lira marcó otro récord histórico negativo, al perder un 6% de su valor frente al euro. En lo que va de año, ha perdido un 20% de su valor respecto al dólar, lo que ha provocado un efecto dominó en la economía interna. Ante este panorama, los inversores dudan si mantener sus acciones en una divisa cuyo valor es impredecible.

Tras la destitución de tres gobernadores del Banco Central en apenas dos años y medio, la oposición y las empresas extranjeras claman ante la falta de independencia de la institución. Kemal Kilicdaroglu, líder del Partido Popular Republicano, considera que Erdogan “está llevando el país hacia la hambruna”, y que sus acciones suponen “una traición a la nación”.

En los mercados callejeros y establecimientos, los carteles de los precios rotan casi diariamente. Un comerciante de Estambul contó aAl Yaziraque “la gente está comprando grandes cantidades, porque saben que los productos serán más caros la próxima semana”. Los jubilados se mostraban muy preocupados ante la incertidumbre de mantener su sustento de vida, y una joven afirmó que “no puedo comprar ni una coca-cola porque sube constantemente, por el incremento del valor del dólar frente a la lira”. En la mayoría del país, los alquileres se han disparado hasta un 50%, y quienes cobran el salario mínimo de unas 3.500 liras (378 dólares) difícilmente llegan a fin de mes.

Crónica publicada en «La Razón»:
https://www.larazon.es/internacional/20211103/eiubm5mixvb7rkx5tijfjdjb7m.html

La violencia entre árabes de Israel desangra al país

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Los episodios de violencia entre la población árabe israelí alcanzan cifras de récord mientras el Gobierno aumenta la presión policial

OFER LASZEWICKI TEL AVIV.



“La sociedad árabe se desangra”, titulan casi diariamente los medios de comunicación de Israel. En un país que se enorgullece de ser de los más seguros del mundo, se ha enquistado una mortífera rutina. El lunes, Salim Abd al-Karim se convirtió en el muerto número 100: mientras conducía su coche por el poblado de Bi’na, al norte del país, otro automóvil se acercó amenazante. Salim se bajó y trató de huir a pie, pero fue cosido a balazos.

“Estamos perdiendo el país”, alertó el premier Naftali Bennett en la última reunión del Ejecutivo de Israel. Apenas pasó un día, y se superó el centenar de víctimas con el asesinato de Khalil Jaho, de 25 años, que fue baleado cuando salía de su trabajo en Um el-Fahm. Cuatro meses antes, su hermano ya había sido gravemente herido. En poco más de dos años, Khalil pasó a ser la sexta víctima en su familia. Ni 24 horas después, se registró la víctima 102 en la misma localidad.

Habitualmente, los muertos son causados por ajustes de cuentas entre mafias o interminables venganzas entre clanes familiares, pero también se registran heridos y fallecidos por balas perdidas. En zonas donde los tiroteos nocturnos son el pan de cada día, los residentes temen asomarse a ventanas y balcones.

“La violencia en la sociedad árabe es abrumadora, y la policía todavía debe resolver los crímenes que sufrimos en Bi’na”, apuntó Abu Iyad, alcalde de la localidad. Y culpó directamente a la policía: “vienen a patrullar, pero se marchan sin hacer nada”. Según datos de la oenegé Abraham Initiatives citados por la agencia EFE, entre 2017 y 2020 se concentraron el 65% de víctimas violentas en localidades árabes, pese a tan solo representar el 20% de la población.

Mientras que en las urbes judías se resolvieron el 71% de los crímenes en 2020, en las árabes apenas fue un 23%. En un 2021 que apunta a récord de mortalidad por este fenómeno, 87 de los muertos eran árabes israelíes, y 15 palestinos con permiso de residencia en el estado judío. Desde el 2000, 1.521 árabes de Israel fueron asesinados, la mitad menores de 30 años.

El sentimiento extendido es de desigualdad y dejadez estatal. En los últimos años, las bandas criminales afloraron gracias a un doble vacío: la insuficiente persecución policial y la marginalidad extendida en el sector, que allana el terreno para la proliferación de actividades ilegales.

A ello se suman las decenas de miles de armas ilegales extendidas en las comunidades árabes. Puntuales redadas policiales para confiscar armamento no logran atajar el problema de raíz. Para más inri, muchos de los fusiles pertenecían al propio ejército israelí, en cuyas bases –sobre todo en el desierto del Neguev- suelen producirse robos por parte de bandas criminales.

El reportero Deiaa Haj, del rotativo Ha’aretz, entrevistó a varios jóvenes árabes, que confirmaron que comprar un fusil es tan fácil como encargar una pizza. Afirman que armados no temen a nadie, y se sienten por encima de la ley. Talal, de Jaljuliya, defendió que “es la manera más rápida de hacer dinero y vivir una vida placentera”. Aslam, de Tira, alegó que “muchos dicen hacerlo por autodefensa, pero mienten. Lo hacen para que la gente les tema, y las lucen en bodas o por la calle”. Para Mohamad, de Kalansawa, su arma “es un mensaje a los peligrosos: que no se metan conmigo. Me da valentía y fuerza”. Poseen rifles del tipo kalashnikov o M16, pistolas Glok o Beretta, e incluso granadas de mano.

Entre el incesante derramamiento de sangre, el ejecutivo de Bennett anuncia constantes medidas para intentar atajar el fenómeno. En octubre, se aprobó el controvertido involucramiento del Shin Bet (servicio secreto interno), que con sus avanzadas herramientas tecnológicas opera contra palestinos sospechosos por terrorismo. Se precisó que “se recurrirá a los servicios secretos en casos en que “esté en peligro la soberanía del estado”. Tras sobrepasar las cien muertes, se dio un paso más: se creará una comandancia compartida entre la policía, el ejército, el Shin Bet y la autoridad de impuestos para perseguir el contrabando de armamento. Pese a las nuevas medidas, el ministro al cargo de la policía, Omer Bar Lev, pronosticó que en los próximos meses las muertes irán al alza: “no es una cuestión de semanas, tomará varios meses”. La comandancia mixta no se pondrá en marcha hasta dentro de sesenta días.

Además, se pondrán en marcha otras medidas: permitir que la policía realice búsquedas sin orden judicial; endurecer las penas a quienes alteren pruebas de un crimen; y el despliegue de dos unidades extra de la policía militar. También se pretende limitar el mercado negro de préstamos, otra jugosa fuente de ingresos de las mafias, cuyos impagos derivan en asesinatos.

El ejecutivo considera que “estamos en una situación de guerra”, pero para la periodista Sheren Falah, una de las impulsoras de la campaña de concienciación #ArabLivesMatter “es momento de un cambio real. Los políticos y la prensa deben hablar de esto, porque es un problema israelí”. Considera que es “insuficiente” centrar la solución en más refuerzos policiales: “debe cambiar la actitud del gobierno hacia toda la población árabe, reducir la desigualdad, y fomentar oportunidades para prevenir que la juventud se una al crimen”. “No somos meras estadísticas”, clamó Falah.

Reportaje publicado en «La Razón»:
https://www.larazon.es/internacional/20211023/dmo7rbojefhx5lan6no7em2tky.html

La guerra marítima entre Israel e Irán

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El reciente ataque con drones iraníes a un buque israelí muestra cómo ambos países han trasladado a las aguas del Golfo su lucha por la hegemonía en Oriente Medio

OFER LASZEWICKI

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El ataque con cuatro drones suicidas del pasado 29 de julio a un buque petrolero de propiedad israelí frente a las costas de los Emiratos Árabes Unidos (EAU) supuso un inédito y explosivo precedente. En los disparos a la embarcación “Mercer Street”, que navegaba bajo bandera de Liberia, de propiedad japonesa y con financiación del billonario israelí Eyal Ofer, fallecieron dos tripulantes: un británico y otro rumano.

Las dos víctimas, aparentemente no pretendidas por Irán, elevaron al marco internacional la “guerra fría marítima” que se intensificó en los últimos meses. En la pugna que libran el estado judío y el régimen de los ayatolás en las estratégicas aguas del Golfo Pérsico, el ataque mortal supuso el quinto asalto sobre una embarcación de propiedad israelí en lo que va de año. Según una investigación norteamericana, los restos de un dron explosivo hallados a bordo a bordo del “Mercer Street” indicaban que eran de producción iraní. La cosa no quedó ahí: el pasado martes se detuvo repentinamente el tráfico de cinco cargueros. Un barco con bandera panameña logró salvarse de un intento de sabotaje por parte de hombres armados iraníes, que según oficiales británicos pretendían desviarlo hacia un puerto de la República Islámica. La rápida respuesta de la tripulación frustró el plan.

Por otra parte, en los últimos meses se reportaron múltiples agresiones contra cargueros iraníes atribuidas a Israel. En marzo, Irán “consideró todas las opciones” tras un ataque a un carguero en aguas del Mediterráneo. Un mes después, el naviero Saviz fue golpeado por una explosión en el Mar Rojo. Para Amos Harel, analista militar de Ha’aretz“no fue Irán quien abrió el frente marítimo, sino Israel. Lleva dos años atacando (sin víctimas mortales) embarcaciones que transportan petróleo de Irán a Siria, cuyos beneficios económicos llegan a Hezbolá”. Harel destaca que se trata de uno de los frentes en una campaña extensa contra el archienemigo regional de Israel, que incluye los centenares de ataques aéreos de la última década –varios en las últimas semanas- sobre posiciones de milicias proiraníes en Siria. De hecho, expertos israelíes conciben el ataque mortal con drones en aguas del Golfo Pérsico como una represalia iraní por un reciente bombardeo de cazas israelíes en la zona siria de Al Qusseir, en la frontera con el Líbano, que mató a dos milicianos de Hezbolá.

La muerte de los dos tripulantes dejó a Israel en una posición comunicativa favorable. Al parecer, el primer ministro Naftali Bennett apostó por consolidar un consenso internacional contra Irán antes de impulsar un ataque directo, vía sabotaje cibernético o un “misterioso” estallido en suelo iraní. Washington y Londres culpabilizaron a Teherán y elevaron el tono, y Jerusalén buscaba una resolución condenatoria del consejo de seguridad de la ONU, que difícilmente contaría con el visto bueno de Rusia y China.

Las amenazas y reproches mutuos tras las escaramuzas marítimas subieron de tono. Este jueves, el portavoz del ministerio de exteriores iraení, Saeed Khatibzadeh, alertó: “cualquier acto estúpido contra Irán será recibido con una respuesta decisiva. No nos pongáis a prueba”. Por su parte, el ministro de defensa israelí, Benny Gantz, aseguró que Israel está preparado para una confrontación militar directa. Pero antepuso el frente diplomático: “no podemos catalogar a Irán como un problema exclusivo israelí, y absolver al resto del mundo de este asunto”. De no lograr el consenso internacional, Bennett avisó que “también sabemos cómo actuar en solitario”.

Pese hay quienes prevén que Irán podría rebajar el perfil de sus acciones en el Golfo Pérsico, el recién electo presidente Ebrahim Raisi no renunciará a su agenda: la hegemonía regional, avanzar el plan para la obtención de armamento nuclear, y seguir financiando y armando a las milicias chiitas en Iraq, Siria, Yemen y el Líbano.

A finales de agosto se reanudaran en Viena las conversaciones para el posible reingreso de EE.UU. al pacto nuclear de las grandes potencias con Irán. Pero la inteligencia israelí anticipa que podría ser un movimiento inútil, ya que Teherán podría haber alcanzado ya el nivel de enriquecimiento necesario para producir bombas atómicas. En su inminente visita a Washington, Bennett intentará hacer desistir a Joe Biden de seguir por la via negociadora con Teheran. La estrategia conjunta de sus antecesores Donald Trump y Benjamín Netanyahu, marcada por las duras sanciones económicas norteamericanas, la muerte del general Qassem Suleimani y los asesinatos de destacados científicos atribuidos al Mosad israelí, no lograron frenar el avance nuclear del régimen de los ayatolás.

En un comunicado emitido el viernes, los ministros de exteriores del G7 acusaron a Irán del ataque mortal con drones: “fue una acción deliberada sin justificación, una clara violación de la legalidad internacional”. Y agregaron: “el apoyo iraní a fuerzas proxy en la región amenaza la paz y la seguridad”. Khatibzadeh, el portavoz iraní, lo concibió como “alegaciones sin fundamento”, y acusó a Israel de fomentar una conspiración para debilitar a Teherán ante la inminente toma de posesión de Raisi.

Reportaje publicado en «La Razón»:
https://www.larazon.es/internacional/20210809/rqrwrodh7fcebbmbww7pabbp6i.html

Cuando Beirut saltó por los aires

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La indignación de los libaneses por la falta de investigaciones y culpables marca el aniversario de la devastadora explosión

OFER LASZEWICKI
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El 4 de agosto de 2020 se prendió un incendio en el puerto de BeirutFinbar Anderson, corresponsal del digital estadounidense The National, preparó su equipo de video para ir a filmar. Parecía una historia relevante, y vivía muy cerca del lugar. Instantes después, llegó el “boom”: un brutal estallido que hizo trizas su apartamento, y lo dejó gravemente herido por los fragmentos de vidrio que lastimaron todo su cuerpo. Sangrando y aturdido, logró salir al exterior. Y se topó con el caos.

Familiares de las víctimas ponen rosas un año después de su muerte durante la explosión en el puerto
Familiares de las víctimas ponen rosas un año después de su muerte durante la explosión en el puerto (MOHAMED AZAKIR – REUTERS)

Un año después de la explosión, causada por 552 toneladas de nitrato de amonio acumuladas en un almacén, este periodista y los libaneses siguen buscando respuestas y responsabilidades, en una tragedia que costó más de 200 muertos y miles de heridos. Vecindarios enteros quedaron derruidos en segundos. Inicialmente, Anderson especuló que podría haber sido un atentado terrorista en la cafetería del barrio. Pero al ver la cantidad de coches aplastados, montañas de runas y ambulancias a toda prisa circulando por la ciudad, entendió que el alcance de la tragedia era mucho mayor.

Ibrahim Hoteit, que perdió a su hermano menor Tharwat, se erigió en representante de las familias de los más de 200 fallecidos. En su incansable búsqueda de la verdad sobre lo ocurrido aquel fatídico día, se concentró junto a otros afectados frente a la residencia del ministro de interior en Beirut. Fueron recibidos con una lluvia de gases lacrimógenos: “No se nos puede esconder lo que ocurrió en un crimen de tal magnitud”, exclamó a la agencia Reuters.

Una combinación del silo de grano que se destruyó durante la explosión el año pasado
Una combinación del silo de grano que se destruyó durante la explosión el año pasadoMOHAMED AZAKIRREUTERS

Un año después de que Beirut quedara arrasada, políticos y oficiales de seguridad todavía esperan a ser interrogados en una investigación formal. Recientemente, el juez Tarek Bitar, actual responsable de la causa, solicitó interrogar al general Abbas Ibrahim, entonces responsable de la Agencia General de Seguridad. Ibrahim reconoció que está sujeto ante la ley como el resto de conciudadanos, pero exigió una investigación alejada “de consideraciones políticas”.El general fue destituido por el ministro de interior en funciones, Mohamed Fahmy, lo que despertó la ira de los familiares de las víctimas, ya que así se bloqueó las posibilidades del juez para interrogarle. Los afectados marcharon hasta la residencia de Fahmy con ataúdes con imágenes de sus muertos. Fueron reprimidos violentamente por las Fuerzas de Seguridad.

De todas las incógnitas por resolver, la principal es aclarar por qué se hallaba el nitrato de amonio en el puerto de la capital, almacenado sin las pertinentes medidas de seguridad. Según una investigación del FBI, se estima que había 552 toneladas acumuladas, lo que supone una quinta parte de las 2.754 que llegaron a Beirut en un carguero de propiedad rusa en 2013. Dicho material puede ser utilizado para producir fertilizantes o bombas.

Los agentes del FBI que elaboraron el informe acudieron a Beirut por petición expresa de las autoridades libanesas. A falta de confirmación, oficiales locales expresaron en privado que creen que el resto del cargamento fue robado. El nitrato de amonio estaba en ruta desde Georgia a Mozambique, cuando se ordenó al capitán que hiciera una parada imprevista en el puerto libanés.

¿Qué hacía en el puerto el peligroso cargamento?

La embarcación nunca abandonó Beirut, debido a una disputa legal respecto a tasas portuarias impagadas. Desde entonces, nadie acudió a reclamar su peligroso cargamento. Respecto a la gran cantidad de toneladas que no estallaron, otra teoría apunta a que podrían haber reventado en el mar. El material fue almacenado en bolsas de una tonelada, y para el FBI “no es lógico que se encontraran todas en el almacén en el momento de la explosión”.

No se resolvió lo ocurrido, y buena parte de la devastación todavía es visible. Muchos edificios colapsaron, y el puerto sigue siendo la zona cero de la hecatombe. El evento catapultó la crisis doméstica del Líbano, y la mayoría de la población está harta de quienes manejan el país, atizado por la deuda, la inflación, la corrupción, la escasez de suministros y la pobreza. “Un año después, las vidas de los niños siguen profundamente afectadas. Sus familias han estado luchando por recuperarse de la explosión en el peor escenario posible: en medio de una crisis devastadora y la pandemia”, explicó Yukie Mokuo, representante de UNICEF en el país.

Muchos denuncian la inmunidad de la que goza la élite dominante, por lo que creen que nunca se hará justicia. El predecesor del actual juez al cargo de la causa, Fadi Sawan, fue relevado en febrero, después de que dos ministros acusados de negligencia solicitaron su destitución. Los ministros alertaron de “legitima sospecha” sobre la imparcialidad de Sawan, ya que su propia vivienda fue afectada. Además, rechazaron ser investigados como sospechosos.

Según un documento al que tuvo acceso Reuters, se alertó dos semanas antes del estallido al primer ministro y al presidente de Líbano del potencial riesgo que suponían los materiales químicos almacenados. Actualmente, los avances del juez Bitar dependen de la voluntad del Gobierno y el Parlamento, que deben retirar la inmunidad parlamentaria para procesar a los ex ministros bajo sospecha. Mientras, muchos indignados libaneses, que en parte claman que la explosión no fue por casualidad, repiten ante la falta de verdad y justicia: “Para nosotros, cada día es un 4 de agosto”.

Crónica publicada en «La Razón»:
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Cólera contra Mahmud Abas en Cisjordania

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La muerte del activista e “influencer” Nizar Banat tras recibir una paliza de las fuerzas de seguridad enciende la calle

OFER LASZEWICKI

CREADA./

Con el regreso a la frágil tregua entre Israel y Hamás en la Franja de Gaza, la ebullición se expandió a Cisjordania. El pasado 24 de junio, las fuerzas de seguridad de la Autoridad Nacional Palestina (ANP) arrestaron y golpearon sin piedad al activista crítico Nizar Banat, que ante sus miles de seguidores en redes sociales denunciaba la corrupción y el autoritarismo del ejecutivo liderado por el rais Mahmud AbbasHoras después, las autoridades sanitarias anunciaron su muerte. A la mañana siguiente, se convocaron protestas masivas en pleno centro de Ramala y Hebrón. Entre los lemas que cantaban los presentes, destacó uno: “el pueblo quiere la caída del régimen”.

El asesinato de Banat fue el catalizador de un descontento popular que viene de lejos. En mayo, Abbas postergó por enésima vez las elecciones internas palestinas, alegando esta vez la prohibición de Israel de permitir colocar urnas para los residentes de Jerusalén Este. No obstante, sus detractores lo achacaron al temor del veterano líder de Fatah de perder el poder. Su mandato expiró en 2009, y ante la creciente popularidad de Hamás –favorito en los sondeos-, apostó por postergar los comicios. Banat se postuló a las elecciones en una lista alternativa.

El rais apostó por reprimir las protestas con mano de hierro. Desde finales de junio, los palestinos de Cisjordania no afrontaron la represión militar israelí en disturbios ante los checkpoints, o las apariciones de los mista’arvim (agentes secretos), que disfrazados de árabes detienen a manifestantes. Agentes de policía de la ANP, junto a pandillas de leales a Abbas, atacaron con dureza a la juventud que exigía responsabilidades por el asesinato de Banat.

Se centraron especialmente en censurar y agredir a la prensa local. La periodista Faten Elwan, habituada a reportear en situaciones de alto riesgo –fue disparada dos veces por soldados israelíes en la Segunda Intifada-, contó que por primera vez temió por su vida.

“Se me acercó un policía, que me sacó el Smartphone de mi mano mientras filmaba y empezó a empujarme”, contó a la +972 MagazineComo condición para devolvérselo, le exigieron que se pasara al lado de los protestantes, y que no filmara a los agentes. Pero decidió retirarse cuando empezaron a disparar hacia la gente. Otros periodistas fueron salvajemente golpeados, y algunas reporteras denunciaron que tras confiscar sus teléfonos, se colgaron fotos suyas en redes sociales para amedrentarlas. También denunciaron múltiples agresiones sexuales.

Los agentes secretos y los matones de Fatah se dividían en grupos de 20 o 30 hombres, y desde el centro del meollo empezaban los golpes y arrestos aleatorios. Otra estrategia fue organizar espontáneas concentraciones de apoyo a Abbas. Bajo el pretexto de evitar la colisión de las dos marchas, la policía y los agentes infiltrados se cebaban con los protestantes anti-ANP.El 26 de junio, el sindicato de periodistas palestinos pidió boicotear todos los actos de Abbas y del resto de autoridades. Para el analista Moeen al-Taher, la estrategia de Fatah fue intentar mostrar lo ocurrido como una batalla entre facciones, que provocó una división en la calle palestina. “Esto supone un enorme riesgo para el movimiento nacional. Bajo la premisa de que se pretendía sabotear a la ANP, se decidió suprimir la protesta, que generalmente fue pacífica”, apuntó.

La joven estudiante Rita Ammar, que participó en las movilizaciones, aseguró que “afrontamos una nueva realidad de asesinatos políticos”. Tras apuntar que los agentes secretos de la ANP utilizan los mismos métodos que las fuerzas israelíes para practicar arrestos, dijo que en Ramala “fuimos golpeados con barras de madera, piedras, y gases lacrimógenos”. Ahora, el “enemigo” está dentro: “es doloroso y confuso, ya que cualquier vecino o taxista en tu entorno puede ser usado por la ANP para reprimirte”.

Dada la dura represión, la ONU y EE UU mostraron su “preocupación profunda” por los reportes sobre “miembros no uniformados de las fuerzas de seguridad agrediendo a protestantes y periodistas”. Esto ocurre poco más de un mes después de la primera visita del secretario de estado norteamericano Antony Blinken a Israel y los territorios palestinos, donde prometió la entrega de 75 millones de dólares de ayuda a Ramala para el desarrollo económico. Entonces, Blinken afirmó que “trabajaremos estrechamente con nuestros socios, para garantizar que Hamás no se beneficie de la ayuda para la reconstrucción (de Gaza)”.

A la corrupción y el nepotismo que impregna la ANP, su notable ausencia durante la última ronda bélica entre Israel y Hamás la acabó dejando fuera de juego. Los islamistas, que se pusieron a la vanguardia en la “defensa de Jerusalén y la mezquita de Al Aqsa”, le comieron el terreno a su enemigo interno de Fatah.

El pasado lunes, al menos 14 activistas fueron arrestados cuando pretendían renovar las protestas contra Abbas en la plaza Manara, en pleno corazón de Ramala. Sus familiares, que fueron a exigir su liberación ante la comisaría policial, también fueron detenidos. “Todo el que quiera manifestarse debe presentar una solicitud a las autoridades”, declaró Luay Irzeiqat, el portavoz de la policía. En la medianoche, fueron liberados por orden expresa del primer ministro Muhamad Shtayyeh.

“La represión de anoche (lunes) no tiene precedentes. Pretenden abolir la libertad de expresión”, denunció el grupo “Abogados por la Justicia”, que defiende a activistas detenidos por la ANP. Para el disidente de Fatah Nasser al-Kidwa, la represión “demuestra la peligrosa mentalidad de Abbas, que requiere una seria respuesta nacional”. Los islamistas de Hamás lo consideraron “una escalada en la represión por parte de la ANP a nuestros compatriotas de Cisjordania”.

Crónica publicada en «La Razón»:
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Bennet sufre su primer gran revés

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El Parlamento israelí rechaza prorrogar la controvertida ley sobre la reunificación de las familias palestinas. La oposición, liderada por Netanyahu vota en contra para poner al nuevo Gobierno contra las cuerdas

OFER LASZEWICKITEL AVIV.

CREADA./

La tardía y bronca votación durante la madrugada del martes en la Knesset supuso el primer gran revés para el Ejecutivo de rotación de Naftali Bennet y Yair Lapid. En el pleno se votaba la renovación anual de la conocida como «ley de reunificación», aprobada bajo pretextos de seguridad al inicio de la Segunda Intifada, y que sirve para prevenir la reunión de matrimonios y familias palestinas separadas por la verja divisoria entre Israel y Cisjordania.

La ley es considerada por algunos como medida innecesaria y dañina para los derechos humanos de miles de familias. En la derecha, no obstante, la perciben como un garante para salvaguardar la seguridad nacional y evitar perder la batalla demográfica con los palestinos. Antes de la sesión, los ocho partidos que apoyan la coalición liderada por Bennet llegaron profundamente divididos por sus discrepancias ideológicas. De antemano, la izquierda de Meretz y el islamista Ra’am alertaron que votarían en contra de renovar la polémica legislación.

La oposición, liderada por el Likud del ex «premier» Benjamin Netanyahu, finalmente cumplió su amenaza: votó en contra y tumbó la medida, a pesar de ir directamente en contra de sus postulados. Por ello, Naftali Bennet acusó al Likud de «dañar la seguridad del país a propósito», ya que antepuso su interés por desestabilizar al nuevo Ejecutivo.

«Lo hicieron por su frustración. Quienes votaron en contra escogieron la política sucia en lugar del beneficio de los ciudadanos israelíes, y deberán responder por sus actos», añadió el líder de Yamina. Y refiriéndose a Amichai Chikli, un diputado díscolo de su formación que se pasó a la oposición y cuyo voto fue clave para el fracaso, espetó: «Está confundido, ya que una hora antes de votar aseguró que bajo ninguna circunstancia permitiría abrir las puertas para la entrada masiva de palestinos».

Empate a 59

La votación terminó en empate a 59 votos, lo que supone que la ley quedará por ahora paralizada. En el último minuto, Bennet logró convencer al flanco izquierdista y al partido árabe de la coalición. Les prometió que se reduciría a seis meses la renovación de la ley de reunificación, y que se legalizaría de facto el estatus de 1.600 familias palestinas en Israel, además de revisarse otros 9.700 casos que requieren de permisos militares.

Si bien hay quien consideró esta sesión como una primera moción de confianza informal al tándem de Bennet y Lapid, ningún resultado hubiera tumbado al Gobierno. Para ello, se requiere convocar un pleno especial, y el apoyo de al menos 61 diputados a un candidato alternativo.

La ministra de Interior, Ayelet Shaked, ya avanzó que la coalición traerá la ley a votación nuevamente el próximo martes. Con ello, el primer ministro espera «arreglar el asunto y presentarle al público buenas soluciones».

Respecto al movimiento del Likud, los partidos ultraortodoxos y la extrema derecha «Sionismo Religioso», que a priori apoyan la medida pero votaron en contra, se les acusó desde Yamina de ser «buena gente, que fue forzada a votar en contra de su ideología para dañar la seguridad de Israel».

La ley en cuestión fue aprobada en 2003, en plena oleada de ataques terroristas palestinos. Desde que se permitió la reunificación de familias palestinas en 1993, se había otorgado la residencia israelí a unos 130.000 residentes de Cisjordania. Se temía que cada década otros 200.000 palestinos podrían lograr el equivalente a un DNI en el estado judío. Ante ello, el centrista Lapid, que reconoció que la ley supone un prejuicio para muchas familias de buena fe, apuntó que «es una herramienta para garantizar la mayoría judía del Estado».

Desde el Shin Bet –servicio secreto interno–, justificaron que «el principal peligro de las reunificaciones familiares recae en el potencial de reclutamiento (de quienes obtienen nacionalidad israelí) por parte de grupos terroristas, y su alto potencial de actuar como lobos solitarios».

“Naftali, perdiste el rumbo”

En la bancada opositora, analizaron el resultado de la votación como una prueba de «la naturaleza problemática de un Gobierno que no tiene una clara mayoría sionista». Y presionaron al nuevo «premier»: «Naftali (Bennet), perdiste el rumbo, pero todavía no es demasiado tarde. Estás a tiempo de establecer un Gobierno plenamente derechista, tal como prometiste».

En respuesta a las acusaciones de Bennet hacia Netanyahu, el Likud apuntó que «quien formó una coalición débil con apoyo de la extrema izquierda no puede venderse como alguien que cuida la seguridad nacional». Y agregaron: «Escogió ignorarnos, y en su lugar están vendiendo la tierra de Israel».

Fuentes internas de la coalición apuntaron que los ataques del Likud sirvieron para limar asperezas entre el heterogéneo bloque de Gobierno. «El hecho de que llegaran finalmente a un acuerdo (para reducir la renovación de la ley tan solo a seis meses), prueba que queremos seguir trabajando juntos y mantener el Gobierno».

Desde el centrista Yesh Atid opinaron que «el Likud, que mantuvo paralizado el país durante dos años, priorizó nuevamente sus intereses partidistas».

Crónica publicada en «La Razón»:
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Las manos manchadas de sangre de Raisi

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El presidente electo de Irán pertenecía al conocido como «comité de la muerte», que dio luz verde en 1988 a la ejecución de entre 4.500 y 5.000 presos políticos

OFER LASZEWICKI

A finales de julio de 1988, miles de disidentes políticos encerrados en prisiones por todo Irán desaparecieron sin previo aviso. “La mayoría eran hombres y mujeres jóvenes, injustamente encarcelados por sus opiniones políticas y actividades de protesta no violentas. Repentinamente, las visitas de familiares a las prisiones fueron suspendidas. Empezaron a circular rumores de ejecuciones masivas y entierros de cadáveres en fosas comunes”, denunció Amnistía Internacional (AI). En un extenso informe, la ONG investigó los crímenes impunes cometidos por el régimen de los ayatolás, en que se estima que fueron asesinadas entre 4.500 y 5.000 personas.

Por aquel entonces, el recientemente elegido presidente Ebrahim Raisi formaba parte de un grupo de cuatro jueces, conocido como “el comité de la muerte”, encargado de dictar las penas capitales. “Las autoridades mantuvieron los asesinatos masivos como secretos de estado”, destacó AI. Pero tres valiosas filtraciones lograron destapar el caso. Entre ellas, la fatwa (orden legal religiosa) emitida por el propio ayatolá Khomeini, en que ordenó las ejecuciones. Desde entonces, los familiares de las víctimas han recibido presiones y amenazas durante su búsqueda de la verdad y la justicia.

El presidente electo de Irán, Ebrahim Raisi, habla durante una rueda de prensa tras su victoria
El presidente electo de Irán, Ebrahim Raisi, habla durante una rueda de prensa tras su victoriaWANA NEWS AGENCYVIA REUTERS

Apenas había pasado la primera década desde la Revolución Islámica del ayatolá Khomeini. Los hechos ocurrieron tras finalizar la cruenta guerra entre Irak e Irán. Durante el conflicto bélico, hubo una infiltración del grupo opositor armado iraní “Organización Popular de los Muyahidines” (PMOI, por sus siglas en inglés), desde su base en suelo iraquí. Fue la coartada perfecta para el dictamen de Khomeini, que en su fatwa ordenó a las autoridades actuar con “rabia revolucionaria y rencor contra los enemigos del Islam”.

Tras contrastar los testimonios y pruebas recabados por AI -que tiene vetada la entrada a Irán-, su informe concluye que se produjeron “crímenes contra la humanidad, que incluyen asesinato, exterminio, desaparición forzosa, tortura y otros actos inhumanos”.

Ahmbad Ebrahimi, de 60 años, sobrevivió a la ejecución masiva. Describió la previsible victoria de Raisi en los recientes comicios como una “pesadilla”: “cuando vi que era candidato, no pude creerlo”. En 1981, a sus 20 años, fue encarcelado por su militancia en el PMOI. Cuenta que sufrió tortura física y emocional, que estuvo aislado en solitario, y que se le privaba del sueño.

En agosto de 1988, Raisi visitó la prisión donde se encontraba. Él y otros 60 reos fueron cuestionados individualmente por el próximo presidente de Irán y sus colaboradores. “Estaba asustadísimo, sabía que estaban matando a la gente”, explicó. Instantes después, presenció en directo la ejecución de 70 prisioneros. En otra sección, que albergaba a 200 opositores, solo sobrevivieron 13 personas.

En testimonios recogidos por el diario británico The Times, varios iraníes refutaron las palabras de Raisi, que tras su victoria se autoproclamó un “defensor de los derechos humanos”. Farideh Goudarzi (59 años), que fue encarcelada por su militancia opositora en 1983, contó que Raisi ordenó directamente palizas, apedreamientos y violaciones, así como ejecuciones por ahorcamiento o lanzando a presos por precipicios. Su hermano y su marido fueron ejecutados, y ella fue arrestada a una semana de dar a luz a su bebé. “Fui llevada a una corte revolucionaria, donde Raisi estaba presente. Pese a mi condición, me ataron a una cama. Él miraba mientras me electrocutaban”, aseguró.

Interrogatorios y torturas

Goudarzi, que hace cinco años abandonó su país para instalarse en Albania, cuenta que se vio repetidamente con Raisi, ya que “fui interrogada varias veces al día. Escuchaba los gritos y sollozos de otros mientras eran torturados”. Una noche, el presidente electo acompañó a los guardas durante la ronda nocturna. “Raisi estaba en la puerta, cuando un agente tomó a mi bebé de 38 días, y lo lanzó al suelo desde una distancia de 60 centímetros”. Afortunadamente, se salvó de dos condenas de muerte gracias a la apelación de clemencia de un clérigo.

Mahmoud Royaei, de 58 años, fue condenado a muerte a sus 18 años. Se salvó gracias a un error administrativo, pero en 1981 se le aplicaron 10 años de condena penitenciaria. “En su etapa de fiscal en Karaj, Raisi fue el primero en ordenar el lanzamiento de un joven desde lo alto de una colina”, explicó. Luego, “lo encaré en el comité de la muerte, y me negué a confesar”. Su colega de celda, Kaveh Nasari, fue torturado a pesar de sufrir epilepsia. “Fue llevado al corredor de la muerte, donde sufrió un brote psicótico. Pese a que había cumplido sus días de condena, Raisi ordenó su ejecución”.

Para AI, que pide a la comunidad internacional que exija responsabilidades por las ejecuciones masivas, el tono triunfalista en el discurso postelectoral del próximo presidente prueba que “los culpables de graves violaciones de derechos humanos en Irán se sienten inmunes”.

La ONU demanda una investigación independiente

El investigador de derechos humanos de la ONU en Irán ha pedido una investigación independiente sobre las denuncias de ejecuciones ordenadas por el Estado de miles de presos políticos en 1988 y el papel desempeñado por el presidente electo Ebrahim Raisi.

Javaid Rehman, en una entrevista con Reuters el lunes, dijo que a lo largo de los años su oficina ha reunido testimonios y pruebas. Estaba dispuesto a compartirlos si el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas u otro organismo establece una investigación imparcial.

Reconoció que estaba preocupado por los informes de que algunas “fosas comunes” están siendo destruidas como parte de un encubrimiento continuo.

“Creo que es hora y es muy importante ahora que el señor Raisi es el presidente (-electo) de que comencemos a investigar lo que sucedió en 1988 y el papel de los individuos”, dijo Rehman desde Londres, donde enseña derecho islámico y derecho internacional.

Reportaje publicado en «La Razón»:

https://www.larazon.es/internacional/20210704/cfqp36kaangcnkmtl7hlvmdssq.html