UN RECUERDO ALTERNATIVO A TODOS LOS CAÍDOS DEL CONFLICTO

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Israel celebra esta semana su independencia, aquel 14 de mayo del 1948 en que David Ben Gurion declaró la creación de un Estado Judío solo ocho horas después de que los británicos abandonaran definitivamente su mandato en Palestina, dejando a la suerte de judíos y árabes su futuro en la eternamente disputada tierra. La declaración emitida por Ben Gurion supuso la puesta en práctica del mandato emitido por Naciones Unidas en 1947, que preveía la partición del territorio en dos estados: uno árabe y otro judío.

Michel B. Oren relató en un ensayo las vivencias de aquel momento: «Los judíos de Palestina bailaban porqué estaban a punto de lograr uno de los acontecimientos más importantes de la historia. Un pueblo que fue exiliado de su tierra natal dos mil años atrás, que ha sufrido incontables pogromos, expulsiones y persecuciones, pero que aún así jamás renunció a su identidad. Una gente que unos años atrás fue víctima de uno de los más macabros actos de matanzas masivas que acabó con una tercera parte de los judíos del mundo. Esta gente estaba volviendo a casa como ciudadanos soberanos en su estado independiente».

Los judíos aceptaron el acuerdo y fundaron su estado, pero los países árabes de la región lo rechazaron. Así nació Israel: rodeada de países enemigos y en una lucha constante por su supervivencia. La historia del conflicto es de sobras conocida. En sus primeros años de vida, el recién nacido Estado judío logró salir victorioso de múltiples guerras libradas por las naciones árabes colindantes, que tenían como objetivo eliminar del mapa a Israel. Entonces, se trataba de guerras de supervivencia: ganar o desaparecer. Por aquel entonces, Israel era el débil y la opinión pública internacional respaldaba mayoritariamente su causa.

Las tornas cambiaron en el 67, tras la victoria israelí en la Guerra de los Seis Días. La ocupación de los territorios conquistados a los contrincantes sirios, egipcios y jordanos hizo girar la balanza. Poco después se empezaron a establecer las colonias en los Territorios Ocupados, que hoy son reclamados por los palestinos como el territorio dónde debería edificarse su futuro estado. Israel empezó a ser visto como el malo en la arena internacional. Para los palestinos, la independencia israelí supuso la «Nakba» (tragedia), en la que cientos de miles de árabes abandonaron sus pueblos y casas en busca de refugio en los países vecinos, que jamás aceptaron integrarlos como ciudadanos de pleno derecho. Los refugiados y sus descendientes siguen hacinados en campos de refugiados permanentes como el de Yarmouk en Siria, dónde los palestinos sufren hoy las encarnizadas luchas entre las fuerzas leales al dictador sirio y las huestes bárbaras del Estado Islámico. Su situación es otro de los peliagudos asuntos por resolver en las congeladas negociaciones de paz entre ambos bandos.

Esta semana, Israel rememora el día de la independencia, siempre precedido por el día en recuerdo de los caídos en las guerras y atentados a lo largo de su historia. Son días festivos de júbilo, solemnidad y unidad en el país, en que sus continuas luchas internas entre sus «tribus» quedan aparcadas en unas jornadas que les unen para rememorar unos hechos que afectan a todos por igual.

Pero hay un sector de la sociedad israelí que va más allá de los actos  y la narrativa oficialistas. En el día del recuerdo a los caídos (Yom Ha’zikaron), quieren reivindicar el dolor de todos los muertos en el conflicto. Los israelíes y los palestinos, sin distinción. Un mes después de la celebración de los comicios que, contra lo pronosticado, afianzaron a Netanyahu y demás fuerzas derechistas en el poder, el sector de la izquierda que aboga por la reconciliación vuelve a celebrar por décimo año consecutivo en evento de memoria colectiva en un auditorio de Tel Aviv, que en la pasada edición no dio abasto para acoger a un aforo que superó con creces las previsiones de asistencia.

Sus precursores son Combatants for Peace (CFP), ex soldados israelíes y palestinos involucrados en la lucha violenta que renunciaron a las armas y se unieron en pro del diálogo y la reconciliación; y The Parents Circle (TPC), un grupo de más de 600 familias de ambos bandos que perdieron a seres queridos en el conflicto y decidieron enfocar su rabia en poner fin a décadas de luchas entre unos y otros.

El evento en cuestión levanta suspicacias en los sectores más conservadores y reaccionarios de ambas sociedades. En Israel los izquierdistas son catalogados repetidamente como «traidores» por los que son reacios al entendimiento. El Consejo de colonos de Samaria, uno de los principales entes que defiende los intereses en los asentamientos en los Territorios Palestinos Ocupados, ha reclamado al gobierno israelí que rechace los permisos de entrada a los palestinos que pretenden acudir al memorial conjunto. En una nota de prensa reproducida en el diario Ma’ariv, califica a los palestinos como «asesinos y familiares de terroristas». El comunicado elude que algunos de los que pretenden acudir son, precisamente, víctimas de la violencia del ejército y los colonos.

Los palestinos que apuestan por la paz tampoco lo tienen fácil entre los suyos. «Tengo amigos palestinos que están cabreados y no entienden porque apoyo este evento, pero no tengo miedo» afirmó Muhammad Salah de Belén, miembro de CFP. «Creo que solo podremos superar las diferencias entre los dos pueblos si cada vez más gente participa en nuestras actividades, y la ceremonia es un modo de convencer a más gente para que tome partido». En la Franja de Gaza, gobernada por Hamás, los sospechosos de colaborar con Israel son ejecutados públicamente.

Combatants for Peace respondió a las palabras del ente representante de los colonos con el siguiente comunicado:  «En la ceremonia honramos la memoria de aquellos que cayeron y compartimos el dolor de sus familias . Que el dolor no nos es ajeno . Muchos de nosotros hemos servido en acciones de combate , algunos de nosotros hemos perdido familiares y amigos cercanos . Está en nuestras manos recordar que la guerra no es nuestro destino , sino una elección hecha por los humanos. En un día tan difícil como este  hacemos un llamamiento a ambas partes a reconocer el dolor y la esperanza de los que viven en el otro lado de la valla y para tratar de evitar  la próxima guerra. Así tal vez , en el día del recuerdo del año que viene , no vamos a necesitar conmemorar nuevas víctimas.»

Este tipo de iniciativas demuestran que, a pesar del estancamiento y el distanciamiento entre los liderazgos políticos israelíes y palestinos, hay elementos en las dos sociedades que siguen trabajando para darse la mano y cerrar las sangrientas cicatrices de tantos años de conflicto.

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