Detectores de metales en la explanada de las mezquitas de Jerusalén – Reuters
A pesar de la retirada de los detectores de metales, Abbas anuncia que no retomará aún las relaciones con Netanyahu.
26 julio, 2017 03:25
Paradójicamente, el estallido de una grave crisis en la embajada israelí en Ammán -capital de Jordania- ha sido la clave para que el primer ministro hebreo, Benjamin Netanyahu, y el rey jordano, Abdallah, lograran alcanzar un acuerdo el lunes por la noche para intentar poner fin a la violencia desatada en Jerusalén y Cisjordania en los últimos días.
El pasado domingo, un joven jordano de origen palestino de 17 años, Mohamad al-Jawawdeh, apuñaló por la espalda a un guardaespaldas de la delegación diplomática de Israel en Jordania. Zvi, seudónimo del agente de seguridad, respondió abriendo fuego con su pistola, y mató al atacante y a un cómplice que le acompañaba.
Instantes después del incidente, el gobierno israelí convocó un gabinete de emergencia, donde decretó la retirada inmediata de los 30 funcionarios de su embajada de Ammán, incluido el guardia herido, que fue tratado en el mismo edificio a la espera de recibir indicaciones.
No obstante, el gobierno jordano se opuso a la decisión, ya que pretendía investigar lo ocurrido. Por ello, cercó la embajada con policía y unidades especiales del ejército para impedir la marcha del cuerpo diplomático israelí y evitar que los manifestantes concentrados alrededor pudieran infiltrarse en el edificio. Israel alegó la inmunidad diplomática de la que gozan las embajadas para oponerse a la investigación, hecho que comportó una ruptura de relaciones momentánea.