Liberada la pareja de israelíes que fue arrestada por hacerle una foto a la casa de Erdogan

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El gran temor era que el caso pudiera postergarse años, y abrir una indeseada crisis diplomática entre dos países con constantes altibajos en su relación

OFER LASZEWICKI



Para la pareja israelí Natali y Mordy Oknin, encarcelados en Turquía durante ocho días por ser “sospechosos de espionaje” –tras hacerse un retrato ante el palacio presidencial de Recep Tayyip Erdogan-, su liberación y posterior retorno a Israel fue concebido como un “milagro de Janucá”.

La tradición judía rememora que en Janucá (Fiesta de las luces), se pudo encender el candelabro del templo durante ocho días seguidos, con un aceite que apenas alcanzaba para una jornada. “Estuvimos encerrados ocho días y ocho noches, y nuestro propio milagro privado ocurrió”, celebró Natali, tras aclarar a la prensa local que estaban preparados para pasar largo tiempo entre rejas.

Además de celebrar el retorno a casa y el ansiado reencuentro con sus hijos, la pareja bendijo los intensos esfuerzos diplomáticos puestos en marcha por el estado judío. “Queremos agradecer a toda la gente que apoyó a nuestro país y a nuestra familia. Al primer ministro Naftali Bennett, al ministro de exteriores Yair Lapid, y al presidente Isaac Herzog”, declaró la mujer.

La pareja Oknin, oriundos de la ciudad de Modi’in, fue puesta en libertad de la cárcel turca unas horas antes de su llegada a Israel el jueves por la mañana. Volaron en un jet privado enviado por el gobierno para devolverlos a su país.

Ambos son conductores de autobús, e incluso participaron en campañas públicas de publicidad de la empresa. Por ello, sus compañeros tildaron de ridícula la acusación de las autoridades turcas. Israel negó tajantemente que fueran espías al servicio del estado. “Los dos trabajamos en la compañía Egged, y estamos orgullosos de nuestra profesión. Quiero volver a conducir mi bus de la línea 83, y servir a los pasajeros que me conocen y apoyan”, señaló Natali.

Durante su estancia en prisión, los Oknin podían escuchar el llamado al rezo del muecín de una mezquita cercana. “Cerraba los ojos y gritaba: Dios, sálvame, por favor”, contó Mordy.

El gran temor era que el caso pudiera postergarse años, y abrir una indeseada crisis diplomática entre dos países con constantes altibajos en su relación. A pesar de ello, Turquía se ha mantenido como un destino preferencial para los turistas israelíes.

Desde Israel, la gran pregunta era si la liberación de los Oknin se hizo a cambio de alguna contrapartida a Ankara. Oficiales bajo anonimato explicaron al canal público Kan11 que no se hizo ninguna concesión para lograr la liberación de los dos israelíes. Además, se liberó a un ciudadano turco que fue arrestado junto a la pareja, que al parecer les acompañaba como guía turístico.

Antes de su regreso, Bennett y Lapid emitieron un comunicado conjunto de agradecimiento a Erdogan: “agradecemos al presidente de Turquía y su gobierno por la cooperación”. Tras el aterrizaje, el premier israelí llamó personalmente al líder turco, en la que fue la primera conversación entre ambos desde que Bennett asumió el poder.

Shiraz, una de las hijas de la pareja que fue activa en la campaña para su liberación, agradeció efusivamente los esfuerzos del primer ministro y del ministro de exteriores. “Me hicisteis una promesa y la cumplisteis, por lo que os estaré eternamente agradecida. Me devolvisteis a mis padres, la cosa más importante para mí en este mundo”, exclamó.

Las maniobras diplomáticas fueron extremadamente sensibles, ya que Israel y Turquía no tienen embajadores en el otro país a causa de las tensiones del pasado. La pesadilla terminó con final feliz para los Oknin, que próximamente festejarán el Janucá en su patria y en libertad.


Crónica publicada en «La Razón»
https://www.larazon.es/internacional/20211118/duxevjaeqjdl3kwkikzurcpnce.html

Erdogan convierte a Turquía en el enfermo de Europa

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El presidente turco se abona a la teoría de la conspiración y se presenta como ganador en la crisis de los embajadores, mientras esconde que su injerencia para paliar la inflación ha destrozado la lira.

OFER LASZEWICKITEL AVIV.

En un movimiento concebido por analistas y opositores como una cortina de humo para tapar la rampante inestabilidad económica en Turquía, el presidente Recep Tayyip Erdogan declaró como “persona non grata” a diez embajadores occidentales en Ankara como los de EE UU, Alemania o Francia. Dicha catalogación supone el paso previo a la retirada de los diplomáticos, cuyo cese debería ser comunicado formalmente.

La tormenta se desató tras el envío de una carta por parte de los diez embajadores exigiendo la liberación del filántropo Osman Kavala. Fue encarcelado sin presentarse cargos por su presunto involucramiento en el golpe de Estado fallido de 2016, en que una facción de las fuerzas armadas trató de arrebatar el poder a Erdogan. Entonces, 300 personas murieron, más de 2.000 resultaron heridas y decenas de miles de soldados, jueces o profesores fueron arrestados e inhabilitados por su supuesta lealtad al empresario expatriado Fethullah Gülen, a quién se culpó de planear el levantamiento.

Los embajadores enviaron la carta el pasado martes, en el cuarto aniversario del arresto de Kavala, a quien en 2013 ya se inculpó por financiar y organizar las protestas antigubernamentales en la plaza Taksim. En la misiva, destacaban que las irregularidades del caso “esparcen una sombra sobre el respeto a la democracia, el imperio de la ley y la transparencia del sistema judicial turco”.

Durante décadas, Kavala utilizó su fortuna para impulsar el desarrollo de la sociedad civil turca, y es considerado una figura clave en la democratización del país tras el golpe de Estado de 1980. Grupos de derechos humanos condenan su encarcelamiento, y alentaron al Tribunal Europeo de Derechos Humanos (TEDH) a iniciar un procedimiento contra Turquía, lo que podría conllevar su expulsión del organismo.

Erdogan concibe el envío de la carta como un ataque a la independencia de su país, y ha abierto una crisis diplomática sin precedentes con aliados históricos en Occidente. En un mitin con miles de simpatizantes en Eskisehir, declaró que “di la instrucción inmediata de declarar persona non grata a estos diez embajadores”. Por ahora, los países occidentales involucrados no han entrado al barro, en lo que consideran un intento del líder turco de involucrarles en sus líos internos.

Según el “New York Times”, la Administración Biden fue quien lideró la iniciativa, acorde a la extendida política de la Casa Blanca de denunciar públicamente a Estados que cometen violaciones de los derechos humanos. En los últimos años, Erdogan mantuvo férreas disputas con Washington, principalmente por su apoyo a una facción kurda al norte de Siria catalogada como grupo terrorista por Turquía.

Devaluación de la lira turca

La agresiva respuesta a la carta de los diplomáticos turcos se percibe como un intento de reforzar la cuestionada figura de Erdogan –cuya popularidad está bajo mínimos históricos-, y de desviar la atención acerca de la caída de la lira turca, que se ha disparado hasta un 20%. Como remedio, el presidente turco ordenó al Banco Central del país rebajar el tipo de interés dos puntos, con una bajada total que alcanza ya el 16%. “Pretende así abaratar los créditos y reforzar la economía interna, pero es una simplificación del gran problema que supone la inflación. Con las medidas adoptadas, la lira se seguirá inflando, la población cambiará sus ahorros a dólares, y los inversores extranjeros abandonarán el país”, vaticinó Erdal Yalcin, profesor en la Universidad de Ciencias Aplicadas de Constanza (Alemania), en declaraciones a la cadena Deutsche Welle.

Yalcin considera que el Gobierno está aislado políticamente, distanciado de la sociedad y sin planes para lidiar con el descrédito popular. “Pretende impulsar la narrativa de que fuerzas extranjeras están tratando de dañar la economía, mientras se crea un círculo vicioso. Exportar productos será más barato, pero Turquía importa muchísimo en energía o el sector agroalimentario”.

Esta semana la lira marcó otro récord histórico negativo, al perder un 6% de su valor frente al euro. En lo que va de año, ha perdido un 20% de su valor respecto al dólar, lo que ha provocado un efecto dominó en la economía interna. Ante este panorama, los inversores dudan si mantener sus acciones en una divisa cuyo valor es impredecible.

Tras la destitución de tres gobernadores del Banco Central en apenas dos años y medio, la oposición y las empresas extranjeras claman ante la falta de independencia de la institución. Kemal Kilicdaroglu, líder del Partido Popular Republicano, considera que Erdogan “está llevando el país hacia la hambruna”, y que sus acciones suponen “una traición a la nación”.

En los mercados callejeros y establecimientos, los carteles de los precios rotan casi diariamente. Un comerciante de Estambul contó aAl Yaziraque “la gente está comprando grandes cantidades, porque saben que los productos serán más caros la próxima semana”. Los jubilados se mostraban muy preocupados ante la incertidumbre de mantener su sustento de vida, y una joven afirmó que “no puedo comprar ni una coca-cola porque sube constantemente, por el incremento del valor del dólar frente a la lira”. En la mayoría del país, los alquileres se han disparado hasta un 50%, y quienes cobran el salario mínimo de unas 3.500 liras (378 dólares) difícilmente llegan a fin de mes.

Crónica publicada en «La Razón»:
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