Trump desoye a sus aliados y reconoce Jerusalén como capital de Israel

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Las banderas de EEUU e Israel este miércoles en las murallas de Jerusalén

Las banderas de EEUU e Israel este miércoles en las murallas de Jerusalén – Reuters

Cambia la postura histórica de EEUU y trasladará su embajada de Tel Aviv a la ciudad santa. Las fuerzas de seguridad israelíes están en máxima alerta ante la posibilidad de que estalle la violencia en la zona.

Ofer Laszewicki Rubin – Jerusalén

“Es el momento para reconocer oficialmente Jerusalén como la capital de Israel”, proclamó Donald Trump en su esperado discurso que tenía al mundo en vilo. Según el líder norteamericano, la decisión de la Casa Blanca es un “movimiento para avanzar en el proceso de paz entre Israel y los palestinos”.

Sobre la incógnita del traslado de la embajada de EEUU de Tel Aviv a Jerusalén, oficiales de Washington comunicaron que el presidente volverá a firmar un retraso de seis meses por “motivos logísticos”. Tras oír el discurso, el premier israelí Beniamin Netanyahu dijo que la decisión es “un paso importante hacia la paz, porque no habrá paz que no incluya Jerusalén como la capital de Israel”.

Durante la campaña electoral que le llevó a la toma de la Casa Blanca, el presidente estadounidense Donald Trump insistió en trasladar la embajada de EEUU en Israel de Tel Aviv a Jerusalén, una polémica medida que supondría el reconocimiento de facto de la ciudad santa como la capital del estado judío.

Desde que asumió el cargo, Trump postergó la medida haciendo caso a las recomendaciones de sus aliados árabes en la región, que le advirtieron que la reubicación de la delegación diplomática podría dinamitar definitivamente cualquier atisbo de reanudar las negociaciones de paz entre israelíes y palestinos.

En 1995, el congreso norteamericano aprobó el “acta sobre la Embajada en Jerusalén”, una ley que preveía la financiación para el traslado de la delegación diplomática. Desde entonces, todos los inquilinos de la Casa Blanca han firmado cada medio año una suspensión temporal argumentando que era para proteger los intereses de seguridad nacional.
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La revolució litúrgica de les dones del mur a Jerusalem

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El moviment Womens of the Wall (WOW) està format per dones jueves que lluiten per poder exercir el seu dret a vestir lliurement robes litúrgiques, resar, llegir col·lectivament fragments de la Torà o festejar cantant la seva fe sense censures.

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Membres de WOM resant al Mur de les Lamentaciones // Foto: EFE
Plovia a bots i barrals, i fins i tot a estones pedregava. De nit, la pujada a Jerusalem era una calamitat, i als turons de la ciutat santa el fred penetrava fins als ossos. Al checkpoint d’accés al Mur de les Lamentacions (kotel) per la Dung Gate —una de les vuit portes d’accés a la ciutat antiga— un grup d’unes cinquanta dones espera enfront del detector de metalls i els guàrdies de seguretat. Algunes sostenen petites menoràs (canelobres) i comencen a entonar, amb to agut i dolç, típiques cançons de Hanukà, la Festa jueva de les Llums.

Són integrants de Women of the Wall (WOW), dones jueves d’Israel i la diàspora que lluiten per poder exercir el seu dret a vestir lliurement robes litúrgiques, resar, llegir col·lectivament fragments de la Torà i festejar cantant la seva fe sense censures en l’últim vestigi dempeus del Segon Temple, el lloc més sagrat del poble jueu. Són rupturistes, però no homogènies: les seves integrants provenen de corrents diferents com l’ortodox, el reformista, el conservador o el renovador. El seu objectiu és aconseguir el reconeixement i l’aprovació, per practicar el seu judaisme lliurement, per part de les autoritats polítiques i religioses, que des de la fundació de l’Estat d’Israel l’any 1948 van acordar deixar en mans dels rabins ultraortodoxos el control absolut sobre les normes que s’apliquen al kotel.

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SAFED: EL EPICENTRO DE LA KABBALAH

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De la serie «Tales from a Strange Land»

Safed –o Tzfat en hebreo- es un recóndito y peculiar poblado al norte de Israel. Es el centro urbano más alto del país, perdido entre las serpenteantes carreteras comarcales que traviesan las montañas de la verde Galilea. Es considerado como una de las cuatro “ciudades sagradas” del judaísmo: Jerusalén (fuego), Hebrón (tierra), Tiberias (agua) y Safed (aire). El “Zohar”, una de las fuentes del misticismo judío, señaló que el aire de éste lugar es el más puro de la tierra de Israel.

Llegué a Safed en una soleada mañana de Febrero con mi amiga Adriana, una barcelonesa muy interesada en movidas místicas. Al aparcar el vehículo, se percató que estaba inmersa en un universo aparte. Acostumbrada a los judíos israelíes laicos de Tel Aviv y cercanías –que visten y viven a semejanza de Barcelona-, se asombró al vislumbrar el aspecto de los habitantes del elevado enclave sagrado: la gran mayoría son judíos religiosos, muchos de ellos ultraortodoxos. Para más inri, conviven gentes de los diversos submundos del judaísmo religioso: jasídicos, jaredíes, de descendencia askenazí o sefardí… por lo que las variedades de sombreros de copa, largos abrigos y batas oscuras o estilos de tirabuzones capilares eran tan diversos que se me hacía difícil explicarle cada matiz sobre su indumentaria.

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